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20 de septiembre de 2017

"Me he sentido extraordinariamente feliz de ser sacerdote"

 OMPRESS-ARGENTINA (19-09-17)



El pasado viernes, 15 de septiembre, fallecía en Buenos Aires el padre Antonio González Recuero. Según ha informado su congregación, Hijos de la Sagrada Familia, el padre Antonio González falleció en el Hospital Británico de Buenos Aires, tras padecer una larga enfermedad.

El sacerdote Antonio González, de 73 años, era natural de Serradilla, provincia de Cáceres y diócesis de Plasencia, ingresó en la congregación Hijos de la Sagrada Familia a los 12, y llevaba 56 años de profesión religiosa y 47 de sacerdocio, de los cuales 30 fueron en Argentina.

La misa de exequias se celebró en la parroquia Jesús de Nazareth, del barrio porteño de Nueva Pompeya, presidida por el obispo de Avellaneda-Lanús, Mons. Rubén Oscar Frassia y concelebrada por una decena de sacerdotes. Entre ellos se encontraba el padre Lluís Picazo, superior general de la congregación Hijos de la Sagrada Familia, venido desde Barcelona, donde reside, y que fue quien pronunció la homilía. Describió al sacerdote como “religioso, humilde y fiel”, que en el lecho de su dolor esperaba pacientemente la llegada del Señor.

En su testamento espiritual, el padre Antonio manifestaba: “Me he sentido extraordinariamente feliz de ser sacerdote y quisiera transmitir esta alegría profunda a los jóvenes de hoy, como mi mejor testamento y herencia. El Señor fue bueno conmigo. Que las almas que hayan recibido la presencia de Jesús por mi ministerio sacerdotal, recen por mi eterno descanso. Pido perdón, con toda mi alma, por el bien que he dejado de hacer como sacerdote. Soy plenamente consciente de que ha habido muchos pecados de omisión en mi sacerdocio, por no haber sido yo generosamente lo que debiera frente al Señor. Quizás ahora, al morir, empiece a ser verdaderamente útil: ‘Si el grano de trigo… cae en tierra y muere, entonces produce mucho fruto’. Mi vida sacerdotal estuvo siempre marcada por un amor una presencia: Jesús, buen pastor, junto a María y José en Nazaret”.


En este testamento espiritual el padre Antonio agradece al Señor “que mi ministerio se haya desarrollado casi siempre de un modo privilegiado, al servicio de la educación y de la familia”. Agradece al Señor “el privilegio de su cruz. Me siento felicísimo de haber sufrido. Sólo me duele no haber sufrido bien y no haber saboreado siempre en silencio mi cruz”. Agradece al Señor “que me haya hecho comprender el misterio escondido en Nazaret, guiado por la espiritualidad de San José Manyanet y el testimonio de los beatos mártires por la familia, Jaime Puig y compañeros”. Y finaliza con estas palabras: “Quiero morir tranquilo y sereno: perdonado por la misericordia del Padre, la bondad maternal de la Iglesia y el cariño y comprensión de mis hermanos”.


Desde la Delegación de Misiones de Plasencia nos unimos en oración a su familia, su pueblo natal Serradilla, la Congregación de Hijos de la Sagrada Familia y a toda la Comunidad de  Argentina donde ejerció su vocación los últimos 30 años de su vida.